En Comondú, el acceso al agua potable es limitado y desigual, lo que afecta directamente la calidad de vida de las comunidades y restringe su desarrollo económico. Contar con una fuente segura, constante y sustentable de agua no solo es vital para la salud pública, sino también para impulsar actividades productivas y garantizar un futuro más equitativo y resiliente para la región.
Con el abastecimiento de agua asegurado, será posible reactivar y diversificar cultivos tradicionales como el chile, jitomate, calabaza, maíz y frutales como el mango o la papaya, además de introducir técnicas agroecológicas adaptadas al clima semiárido. Estos cultivos no solo representan alimentos para la región, sino también oportunidades de empleo y comercio local.
El proyecto también permitirá fortalecer la crianza de ganado caprino y bovino en pequeña escala, así como aves de corral, especies bien adaptadas al ecosistema de la región. Esto favorecerá la seguridad alimentaria, el autoconsumo familiar y la generación de ingresos, sin comprometer el equilibrio ecológico del entorno.